Anarquía y socialismo. Malatesta.

«Para llegar entonces a consolidar el socialismo parece necesario un medio que no pueda ser a su vez una fuente de explotación y de dominación, y que lleve a una organización tal que se adapte lo más posible a los intereses y preferencias variadas y cambiantes de los diversos individuos y grupos humanos. Este medio no puede ser la dictadura –monarquía, cesarismo,etcétera–, puesto que ésta sustituye la voluntad y la inteligencia de todos por la voluntad y la inteligencia de uno solo o de unos pocos; tiende a imponer a todos una regla única pese a la diferencia de condiciones; crea la necesidad de una fuerza armada para obligar a la obediencia a los recalcitrantes; hace surgir intereses antagónicos entre la masa y quienes están más cerca del poder; y termina con la rebelión triunfante o con la consolidación de una clase gobernante que luego se vuelve naturalmente también clase propietaria. Y tampoco parece un buen medio el parlamentarismo –democracia, república–porque éste también sustituye la voluntad de todos por la de unos pocos, y si bien deja por una parte un poco más de libertad que la dictadura, crea por la otra mayores ilusiones, y en nombre de un interés colectivo ficticio pisotea todo interés real y contradice, mediante el proceso de las elecciones y de las votaciones, la voluntad de cada uno y de todos.
Queda la organización libre, de abajo a arriba, de lo simple a lo complejo, mediante el libre pacto y la federación de las asociaciones de producción y de consumo, es decir, la anarquía. Y éste es el medio que preferimos. Por lo tanto, para nosotros socialismo y anarquismo no son términos opuestos ni equivalentes, sino términos estrictamente vinculados entre sí como lo está el fin con su medio necesario y como lo está la sustancia con la forma, en que se encarna. El socialismo sin la anarquía, es decir, el socialismo de Estado, nos parece imposible, porque sería destruido por el mismo órgano encargado de mantenerlo.
La anarquía sin el socialismo nos parece igualmente imposible, porque en tal caso aquélla no podría ser sino el dominio de los más fuertes y, por ende, daría en seguida origen a la organización y a la consolidación de este dominio, es decir, a la constitución del gobierno.»